“Todo empieza desde el consumidor”, afirma Branderman en una de sus entrevistas, y es por esto que tenemos el deber de preguntarnos ¿qué es lo que le interesa al consumidor? O mejor aún, ¿qué nos interesa cómo consumidores?
Colocándonos en el lugar indicado, empatizando y teniendo como objetivo principal el conocimiento de lo que estamos llevando a nuestro hogar y/o trabajo, tomando esto como una acción que nos define. Comprar un producto es apoyar todo el proceso de producción del mismo, o quizás no. Pero, ¿por qué lo elegimos?
Es importante mencionar a los nuevos consumidores de este 2022, siendo ellos las personas nacidas desde 1980 hasta finales de los 90’, más conocidos aún como los Millenials, quienes son los pioneros en re-pensar el consumo como un acto propio, personal y para nada indiferente.
Anteriormente les hemos comentado sobre la Semiótica y la importancia de la misma en cada parte del mundo y en cada uno de nosotros, siendo principalmente una visión cultural – contextual dada a través de los signos.
Si bien los gustos en la actualidad son muy subjetivos, hay una condición que une a la elección del consumidor ante un producto: el neurodiseño.
El neurodiseño es compatible con cada uno de nosotros, si bien es difícil encasillarlo en un concepto, su finalidad es la activación del núcleo de accumbens, núcleo encargado del placer, la motivación y el deseo. Reconocer qué elementos consideramos en nuestro cerebro con un alto grado de belleza y qué nos resulta atractivo. El neurodiseño es entonces la búsqueda de nuestros estímulos que involucran la elección de un producto.
Aunque suene increíble unir ciencia y diseño, la realidad es que el diseño en sí tiene como objetivo la solución a cualquier campo, y la solución, según la RAE, es el “desenlace o término de un proceso”.
¿Ya conocías el concepto de “neurodiseño”?